Somatic Experiencing. Un nuevo enfoque para el tratamiento del trauma
Somatic Experiencing es un modelo de intervención desarrollado por Peter Levine, que propone una nueva visión sobre el tratamiento del trauma. Intenta renegociar el trauma y los efectos que éste ha tenido en nuestra fisiología, a través de las memorias implícitas del cuerpo.
Es un enfoque naturalista que surge desde la etología (la ciencia que estudia el comportamiento animal) y la neurobiología, y permite resolver las reacciones postraumáticas buscando crear estados psicológicos y emocionales para transformar los estados de miedo e inmovilidad causadas por el trauma. Para ello se busca acceder a las reacciones instintivas que todos poseemos a través de la toma de conciencia de las sensaciones corporales.
En este modelo terapéutico tiene especial relevancia la atención a nuestras sensaciones físicas, es eminentemente una terapia corporal. Tradicionalmente la psicoterapia se ha realizado con y para la mente, es decir se trabajan los procesos cognitivos y emocionales de nuestra psique, esperando que también aporten efectos sobre nuestro cuerpo, es así en este sentido, un enfoque de arriba a abajo.
Actualmente, una vez superado ya el “dualismo cartesiano”, donde mente y cuerpo eran entidades independientes, y dado que la comunicación entre mente y cuerpo es en ambas direcciones (de hecho, hay más conexiones del cuerpo a la mente que a la inversa), este modelo de terapia corporal es una intervención de abajo a arriba, es decir que será el trabajo sobre las sensaciones corporales las que tendrán influencia en nuestra mente.
Este abordaje se basa en el estudio de nuestro sistema nervioso, buscando retaurar el equilbrio en su funcionamiento, cuando se ha visto alterado. Al percibir una amenaza nuestro sistema nervioso, al igual que en el resto del reino animal, nos prepara para la lucha o la huida, y cuando el peligro desaparece, contamos con un sistema de autorregulación para descargar toda la energía acumulada y volver al equilibrio inicial.
El encargado de esta activación y desactivación es nuestro sistema nervioso autónomo (SNA), es el que regula nuestras funciones más básicas sin nuestro control voluntario. EL SNA está compuesto de ramas el sistema nervioso simpático (SNS) y el sistema nervioso parasimpático (SNP). A grandes rasgos el SNS es el encargado de la activación, el que nos prepara para la acción, y el SNP de la relajación, serían como nuestro acelerador y nuestro freno respectivamente.
Del estudio etológico de los animales, se observa que un animal se encuentra con numerosas situaciones de peligro en su medio natural, esta secuencia de activación, descarga y desactivación se da de manera natural sin interferencias, el animal puede volver a su actividad sin desarrollar lo que llamaríamos síntomas de estrés post traumático.
Un ejemplo de esto puede encontrarse claramente cuando un animal salvaje es capturado para realizar un estudio, medición, tratamiento… Al ser devuelto a su entorno posteriormente, el animal muestra una serie de conductas, como temblores, sacudidas, respiraciones profundas, etc… antes de volver a reincorporarse a su medio y actividad natural, es como si descargara toda la tensión y energía acumulada por la situación estresante que ha vivido. Es este video podemos observar esta secuencia con la captura y puesta en libertad posterior de un oso polar.
Así pues, de manera natural tras una activación del SN simpático le sigue una activación del SN parasimpático, que promueve la vuelta al estado de reposo. Así se va oscilando entre el “encendido” y el “apagado”. Si la activación del SNS es muy elevada y/o se prolonga en el tiempo, esta relación reciproca se pierde y el SNP continúa aumentando su actividad, llegando a un estado desregulado de activación simultánea de los dos sistemas lo que lleva a perder la capacidad de resiliencia.
Estas situaciones de estimulación crónica pueden acabar desarrollando síntomas somáticos o un conjunto de ellos, los síndromes, como los relacionados con síntomas gastrointestinales, síntomas dolorosos, …etc
Así pues, las situaciones potencialmente traumáticas, hacen que el sistema nervioso se movilice para adaptarse, en ocasiones este proceso se ve interrumpido o bloqueado. El trauma es una respuesta biológica ante una amenaza, una respuesta que ha quedado incompleta, y al no completarse, la gran activación que se puso en marcha para llevar a cabo la defensa, queda congelada en el tiempo y almacenada en el cuerpo en forma de memoria implicita (procedimental).
El trabajo terapéutico con Somatic Experience busca restaurar el equilibrio que se daría de manera natural entre la activación y desactivación de nuestro sistema nervioso autónomo, trabajando con la memoria somato-sensorial, la memoria implícita de nuestro cuerpo. A lo largo de proceso terapéutico se van restableciendo las respuestas defensivas que no pudieron desarrollarse, y paralelamente va disminuyendo el miedo asociado a esas defensas. La persona así va sintiéndose cada vez más segura, alcanzando un nuevo significado e interpretación de lo sucedido.